NEIVANOS TRAS LAS REJAS
Por Germán Alberto Bahamón
El desarrollo de Neiva infortunadamente nos
muestra que padecemos los problemas que se han convertido en una generalidad de
las urbes latinoamericanas; problemas enormes debido a la densificación
producto del flujo de habitantes de la zona rural a la urbana y que sin duda se
acrecentaría en un postconflicto. Nuestras ciudades se debaten entre bloqueos
vehiculares, contaminación ambiental, hacinamiento, precarias condiciones
sanitarias, discriminación social y alteraciones del orden público. Sin
embargo, el principal problema es la violencia. En nuestros recorridos por los
barrios de Neiva hemos evidenciado todos los días, que los vecinos de nuestra
Neiva corren el riesgo de convertirse en víctimas del homicidio, extorsión,
hurto residencial, ataques callejeros y demás violaciones a los derechos
humanos. Esto es algo que al ser un fenómeno latinoamericano no puede encontrar,
en el mal de todos, el consuelo de bobos. Aquellos delitos hacen de la
seguridad el verdadero problema de nuestra sociedad.
En América Latina el crecimiento de la
población urbana es directamente proporcional al aumento de la violencia. Después
de la II Guerra Mundial, se desató el proceso de urbanización en la región, por
cuenta de la inmigración de los europeos que huían de las miserias del
conflicto y, sobre todo, por el traslado vertiginoso de los habitantes del
campo hacia las ciudades. Lo mismo ocurre en ciudades como Neiva la cual ha
vivido un proceso de migración constante de comunidades desplazadas por la
violencia vivida en los últimos 50 años. Sin que el estado haya tratado de
manera eficiente este problema social. Neiva según la última encuesta del DANE
ocupa un MUY deshonroso 4 lugar en victimización en las 28 ciudades evaluadas,
habiendo subido del 16,5% en 2013 a un 23,1% en el 2014 (% de ciudadanos
afectados por algún delito).
Este definitivamente es el tema que más nos
preocupa y nos reafirma en nuestra tesis que hemos venido compartiendo con los
Neivanos, identificando claramente, que el problema reside en la falta de planificación
urbanística. Los nuevos asentamientos humanos se hacinaron, la ciudad crece sin
las condiciones sanitarias mínimas para la subsistencia, sin espacios públicos
de calidad, en definitiva sin infraestructura de ciudad. Como no había lugar
para tanta gente, las riberas de los ríos se convirtieron en dormitorios
improvisados, después en cordones de miseria; y los espacios públicos
terminaron como lugar de desencuentro ciudadano, donde la ilusión de forjar una
nueva vida se desvaneció con la triste realidad del enorme desempleo. Me escandaliza que la Neiva de los buenos,
esté tras las rejas, enrejados en sus casas, mientras los ladrones deambulan
libres en las calles. El mundo al revés!!! Haremos de Neiva la ciudad segura
que permita la atracción de inversión y la generación de empleo para un verdadero
desarrollo social. Con Bahamón, Neiva estará Segura.
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